Osos, tréboles y cia

Tengo el corazón patas arriba, o tal vez sea que de nuevo me dió por andar boca abajo y se me fue todo al otro lado... en fin, resumiendo que hoy es fiesta. A mi blog le crecieron hierbas por todas partes, ninguna de cuatro hojas, no me quejo. No todas son verdes, y el conjunto si lo miras con cierta perspectiva resulta bonito. Todavía no me decido a arrancarlas, les tomé cariño, en la soledad de mi planta baja, me hacen compañía y con la música que les pongo crecen lozanas. Pero pongámonos en marcha, tengo muchas cosas que hacer, sobre todo vivir, parece mentira pero me ocupa todo el dia, y a veces hasta parte de la noche.

Y eso de vivir ...vivir tu vida… desnuda, inmediata, rechazando las supersticiones, las convenciones y los dogmas, como leí hace poco me trae a la mente otra frase no de Elíade, sino del último-primer libro leído este año: la verdadera vida no es la literatura: la verdadera vida es la vida verdadera, Comte-Sponville me revuelve las ideas, ¿leer novelas es perder el tiempo?, cuántas horas he estado leyendo novelas que hablan de la vida, pero que realmente no son la vida, y ese tiempo "perdido" ¿no habría sido mejor dedicarlo a vivir la vida? Así que André ha decidido que ya ha leído bastante literatura, una novela nunca es más que una distracción, diría Pascal, ¡y yo conozco tantas otras más agradables!.... es verdad: cocinar, saltar, comer, brincar, soñar, tropezar, reir, amar, vivir, vivir, amar la vida, y no dejar nunca, nunca de hacer el ridículo.
El ridículo es lo que hace mi corazón escalando por mis piernas, no se dónde piensa llegar, ha sublevado al resto con arengas sobre el amor y todos se han puesto en huelga. Soy incapaz de respirar por la nariz, mis ojos parecen dos cataratas y se niegan a ver más allá del pañuelo de papel. Desesperada en esta situación empiezo a dudar si podré leer algo, y mucho menos escribir nada que tenga sentido. La fiebre en breve me hará delirar, si no lo ha hecho ya, y pienso además que es ella la culpable de que mi pequeño corazón se ponga a brincar como un cosaco cada vez que te recuerda. Y entre los dos se han compinchado para que me sienta débil, ñoña, con ganas de sofá, mantita y abrazo de oso de mil horas y una más. Así que voy a intentar poner música tranquilita por si es verdad eso de que ésta amansa las fieras.

...Después fue tanto invierno miserable
y mendigar apenas migas
de cariño en tabernas, bibliotecas,
paques municipales.

El frío, Pedro Andreu